Algunos dicen que varias personas pueden estar interrelacionadas una con las otras…Pero esos lazos a veces pueden asfixiarte hasta el punto de dejarte con la respiración nula.
La vida puede cambiar por un drástico giro del destino. d
Lo que parecía bueno, ya no lo es. Lo que era malo, ya no sabes que pensar de el. Lo que nunca harías se transformaría en algo posible. Lo que creías conocer, ahora no es tan así. Lo normal se hace confuso. Lo irreal se hace realidad. Lo menos esperado puede llegar a pasar.
Nunca pensé que la vida seria tan dura…Pero me he dado cuenta de lo contrario y me arrepiento de ello.
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La vida puede cambiar por un drástico giro del destino. d
Lo que parecía bueno, ya no lo es. Lo que era malo, ya no sabes que pensar de el. Lo que nunca harías se transformaría en algo posible. Lo que creías conocer, ahora no es tan así. Lo normal se hace confuso. Lo irreal se hace realidad. Lo menos esperado puede llegar a pasar.
Nunca pensé que la vida seria tan dura…Pero me he dado cuenta de lo contrario y me arrepiento de ello.
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Capitulo 1:
El cielo se encontraba totalmente despejado, ninguna nube se asomaba por ningún horizonte. El sol bañaba con su calor cada esquina del lugar, iluminándolo por completo. La fauna envolvía el ambiente con una frescura, que tan solo la naturaleza podría otorgar…Como les hubiese gustado a todos que el clima estuviese de esa manera, pero lamentablemente no era así.
El horizonte estaba cubierto por un gris manto de nubes grises. La tormenta tenia una fuerza majestuosa, ese tipo de condiciones eran normales en esa región, muy pocos días se podio observar un clima agradable. La lluvia aumentaba con cada minuto que pasaba, las gotas cristalinas chocaban con todo a su paso, bañando todo el suelo de innumerables charcos de agua. El día era muy malo, muchos agravaban la situación anunciando que era el nuevo “diluvio de Noel”.
La mayoría de los niños que habitaban el orfanato “Wammy’s House” deseaban salir al exterior, pero los superiores del lugar le ordenaron no salir por ningún motivo, ya que el clima no era muy favorable.
Era la hora del desayuno, los chicos del orfanato se encontraban en el amplio comedor del edificio. Todos se encontraban en pequeños grupos, divididos uno de otros, como si habitaran en diferentes mundos. Luego de la pequeña comida, todos se dirigieron a los salones de clases.
En esta ocasión los niños eran separados en diferentes grupos según su nivel de conocimiento e inteligencia, por lo cual se podrían encontrar personas de diferentes edades en un mismo salón.
Uno de ellos se encontraba compuesto por los más inteligentes del orfanato. Habían dos niños de la linea sucesora de L que destacaban del resto, ellos eran Mello y Near. Ambos no se llevaban muy bien, como aclaraba el primero nombrado en cualquier situación.
Mello era una persona que se dejaba llevar por sus sentimientos, nunca le importaba lo que ocurriera luego, era muy impulsivo, como a la vez si lo sacaban de quicio podía llegar a ser violento. Una de las cosas que destacaba en el era su particular gusto por el chocolate, que llegaba a ser un exagerado vicio. Siempre viva en plena competencia con Near. Pero sin importar el esfuerzo que impusiera en todo, por algún tipo de razón el ojinegro lo superaba, siempre perdía, siempre segundo…Cuanta ira le causaba esto. Pero igualmente no se rendía algún día conseguiría superarlo.
Mientras tanto Near tan solo se encontraba en su pequeña burbuja separado del entorno. Era el niño más inteligente del lugar. Era muy poco común escucharlo hablar con alguien, parecía un robot, nada le dolía, por ninguna razón sonreía…Tenia el perfil de carecer sentimiento alguno.
Su atención estaba completamente dirigida a sus juguetes, siempre se encontraba sentado en el suelo, concentrado en armar su pluzzle una y otra vez.
Por otro lado se encontraba un joven pelirrojo, que sin importar lo que sucediera siempre se mantenía alado de su hiperactivo amigo de ojos azules. El se encontraba en el tercer lugar en la liña de sucesores del gran detective L, pero, verdaderamente, ocupar su lugar no le llamaba mucho la atención. Era uno de los amigos más cércanos a Mello, siempre estaba con él, lo ayudaba en cada plan que tenia y en cualquier cosa que se le ocurriera a su descontrolada mente.
Matt estaba presente en cada escena de la gran lucha del rubio por superar al de menor edad. Era una rutina cotidiana que ya empezaba a molestarle…Pero simplemente no decía nada, no quería por algún tipo de descuido volver a terminar siendo el blanco de la cadena de ira de su compañero de cuarto. Lo mejor seria callar, mantenerse observando desde un segundo plano y seguir jugando entretenidamente con su consola portátil.
Todos los días de clases eran muy aburridos y más aun cuando te quitaban la posibilidad de jugar videojuegos en ellas. No tenia razón porque concentrarse en los ejercicios de matemáticas, por lo cual se dedico a divisar las gotas de lluvia que caían en el verde suelo del jardín. Varios pensamientos cruzaban en su mente en esos instantes…Como el de recordar las escenas de Mello intentando de superar a Near, que tanto le fastidiaba…
No era simplemente hecho de sentirse agobiado ya que eso ocurría diariamente…Sino la sensación de ira que le causaba darse cuenta que el rubio solo tenia su mente enfocada en su obsesión…y que por esas situaciones ni siquiera él llegaba a ser segundo en la vida de su amigo.
¡Pero, claro! Lo que sentía era simplemente por la amistad que tenían, era muy improbable sentir otra cosa…
-Pero en que estupideces estoy pensando.-Se demando el mismo en su mente, mientras intentaba borrar esos pensamientos absurdos de ella. Como podía ser posible que él se plantaría esas cosas. Por Mello tan solo sentía cariño de amistad, nada más…Pero puede caber la posibilidad de a veces confundirse… ¿No? “¡Pero que cosas absurdas pienso!” Eso era totalmente inaudito…Él no se estaría haciendo homosexual y menos por su mejor amigo ¡Claro que no!
Por suerte la voz de la profesora lo había despertado de su mundo, ya había terminado la hora de clases. Se puso en un segundo de pie y se dirigió al pasillo. Precisaba aire…maldita tormenta que no le permitía salir al exterior. Seguramente todo esto debe ser causado por otra razón…videojuegos… ¡Si, eso! El efecto de haber dormido pocas horas le estaba causando tener esas extrañas ideas. “Si debe ser eso. Matt cálmate todo seguirá con normalidad”
El día siguió transcurriendo en Wammy’s House, al igual que las fastidiosas horas de clases que tanto le molestaban a un niño de googles.
Luego de unas horas ya se encontraba en una habitación hablando con un pequeño grupo de niños. Por la mente del pelirrojo no pasaba nada de lo que le había ocurrido horas atrás, ahora estaba en calma, como si nada hubiese pasado por su mente en la aburrida hora de matemáticas.
-¿Qué ocurre Mello?-pregunto intrigado viendo a su fiel amigo acercándose con una rostro no tan amigable.
-Malditos cinco centésimos.- fue lo único que dijo entre maldiciones, mientras se sentaba bruscamente en una silla, a un lado de él.
Matt suspiro a lo bajo agotado, ya sabia a lo que se refería. Agarro la hoja que había colocado el rubio sobre la mesa…Como esperaba, en el ultimo examen de geografía se había sacado un “9,95”.
-Vamos Mello es una calificación muy buena, no tienes porque ponerte así.- le dijó mientras le sostenía el hombro. El ojiazules se movió hacia un lado sacando la mano del pelirrojo de él.
-¡Claro! Tan buena…Pero no basto para superar a Near.-gritó furioso mientras que el examen se hacía un boyo arrugado en su mano. La ira irradiaba de su cuerpo, se podía sentir hasta el rincón más lejano y oculto del orfanato. Nuevamente había quedado segundo.
Matt volvió a suspirar pero ahora con más desprecio, de nuevo el problema había sido el pequeño robot de cabello blanco. Él y siempre él, era causante de las cotidianas rabietas del rubio…Como desearía que terminara eso y que pasara más tiempo con él, despreocupado de lo que pasara con las calificaciones.
-Pero que estoy diciendo...-pronunció a lo alto.- Maldición hable alto…- Se Fija a su alrededor-Parece que nadie escucho nada, por suerte…-Pensó aliviado mientras continuaba con su intento del calmar a su alterado amigo.
Ya en la hora de la cena Mello ya había vuelto lentamente a su normal calma. Aunque de vez en cuando no dejaba de repetir el odio que sentía hacia el albino por haberlo superado…Estaba mejor, por suerte ahora Matt no corría el riesgo de ser el medio de descarga de la ira del niño de 10 años.
El comedor del orfanato ya estaba completamente lleno, mientras que saboreaba poco bocados de su comida sus ojos verdes no se despegaban de la puerta que daba al pasillo. ¿Qué era tan interesante para llamar su atención? Bueno “interesante” no seria la palabra correcta, tan solo tenia curiosidad de saber que estaba ocurriendo.
-¿Qué le pasara a Roger?-le interrogo a Mello que se encontraba sentado enfrente de él.
-No lo sé. Nunca lo vi tan preocupado desde que exploto “accidentalmente“ un horno de la cocina.- le contestó entre risas al recordar lo que había pasado ese vez.
Matt respondió con una leve risa, pero aún no despegaba la vista del encargado del orfanato, que iba y venia, como si estuviera planeando algo importante. Luego de unos minutos decidió dejar de observarlo y seguir comiendo, no tendría que interesarse por cosas ajenas a él…Pero eso tan solo hacia que creciera más su curiosidad.
-Mello ¿Y sí luego vamos a ver que tanto hace Roger? –
-Suena más interesante que la opción de estar el resto del día aburriéndome en el cuarto.-pensó por unos segundos.-Claro que si.-dijó mientras seguía comiendo su barra de chocolate.
Luego de terminar su cena y de verificar que nadie los estaba viendo, se dirigieron sigilosamente al despacho del mayor para ver que ocurría. Parecían un dúo de detectives investigando la escena de un crimen, ni siquiera los ruidos de sus pequeños pasos se oían en el suelo de cerámica.
-No hagas ningún ruido Matt.-le ordenó al ver que Matt sacaba su pequeña consola portátil.
-Esta bien…-exclamó.-Tan solo lo iba apagar.-continuó apretando un pequeño botón color carmesí. Lamentablemente, mientras se apagaba, sonó una corta, pero sonora, musiquita.
-Maldición-Pensaron los dos a coro mientras rogaban que Roger no lo hubiese escuchado…Pero parece que hoy andaban de suerte, no había escuchado nada, estaba más concentrado en ordenar diferentes documentos que se encontraban sobre su escritorio.
-Juro que la próxima te doy un buen golpe, Matt.- amenazó el rubio asomando su cabeza por la puerta para observar mejor.
-Parece que no esta haciendo nada interesante, tan solo ordenar esos papeles.- susurró aburrido mientras repetía la acción del rubio.
-Pero la cuestión esta en de que se tratan esos papeles.- le explicó, intentando de mirar mejor las dichas hojas desde esa distancia.
-Seguro deben ser cosas que hablan sobre nosotros y nada más.-dijó el pelirrojo refiriéndose a ambos y a los demás niños de orfanato.
-Silencio.-le exclamó a Matt, colocando su mano derecha sobre la boca de este, para que no pronunciara silaba alguna.
Ambos se quedaron inmovilizados viendo como sonaba el teléfono que se encontraba a un lado del escritorio del anciano.
-Buenos noches, habla con el orfanato Wammy’s House ¿Qué desea?– dijó formalmente contestando la llamada. El dúo se miró uno al otro y acercaron sus oídos más a la puerta para escuchar mejor la plática.-Si, bien.- siguió platicando mientras dejaba a un lado los archivos.-¿Cuando llegara? Entendido, esperamos su llegada...-la charla continuó con diferentes preguntas y respuestas de la parte del mayor. Los niños que lo espiaban no entendían muy bien lo que ocurría ¿Vendría alguien al orfanato? Y si es así… ¿De quien se trataba?
-Muy bien. Hasta luego.- finalizó Roger colocando el teléfono en su antiguo lugar. Se puso de píe, mientras que cuatro ojos lo seguían en su recorrido. Se acercó a una amplia biblioteca y de allí saco una pequeña carpeta de color purpura. Volvió a su lugar y empezó a hojear su contenido atentamente.
-Bueno será mejor que nos vallamos ya Mello, además de que volvió a hacer algo “tan interesante” como eso, ya es bastante tarde y no querrás que nos pillen fuera de nuestra habitación a esta hora de la noche.-explicó dirigió su mirada a quien lo acompañaba.
-Esta bien.- añadió sin protestas poniéndose de pie y alejándose por el pasillo. El pelirrojo se puso también de pie y le siguió el paso al rubio hacia su cuarto.
-¿Y de quien piensas que se estaría refiriendo Roger, Mello?-le preguntó, continuando la marcha por el corredor, que daba hacia las alcobas de los niños del orfanato.
-Para serte sincero Matt, ni la menor idea. Ya nos enteraremos cuando “esa persona” llegue.-le contestó con pocos ánimos y entraron a su habitación, así por fin, intentar conciliar el sueño.
El cielo aun se encontraba cubierto por una agrupación de grises nubes, pero ninguna cristalina gota de lluvia caía en esas horas de la mañana.
Los niños del orfanato ya se encontraban despiertos y desayunando en el comedor. Era un día de fin de semana, por lo tanto era un tiempo libre sin clases.
A pesar del que clima había mejorado un poco, los cuidadores de los pequeños aún no dejaban que salieran al exterior, ya que la tierra aun se encontraba húmeda y había probabilidades de que volviera a caer una nueva llovizna.
Los jóvenes del orfanato se encontraba aburridos en el interior del edificio, el único entretenimiento que tenían a la mano era los libros, uno que otro juego de mesa o simplemente charlas con sus compañeros.
Un niño de cabellos rubios y ojos de un hermoso color azulado, se encontraba mirando a través de la ventana del viejo comedor. Su aburrimiento llegaba al extremo, ese día era el más aburrido que había vivido, todo a su alrededor parecía muerto…Apenas se escuchaban susurros provenientes de los demás que se encontraban allí.
Miró su mano por unos instantes, en ella se encontraba un arrugado papel metálico, contenía pequeños rastros del anterior chocolate, que tiempo atrás se había encontraba envuelto por esté. Rebusca entre el bolsillo de su oscuro y gastado pantalón, lo que esperaba, además de que se estaba quedando dormido, tan solo tenia una tableta de chocolate. Necesitaba más pronto…Ahora.
Giró su cabeza para recorrer con sus ojos el amplio lugar, que tan solo buscaban a una persona…Matt, pero no estaba allí. ¿Dónde se encontraba el pelirrojo cuando lo precisaba? Se puso de pie rápidamente y empezó a recorrer él amplio pasillo en busca del chico. El camino parecía un completo laberinto, pero a él no le importaba, debía encontrar al niño de googles para que lo ayudara a conseguir más chocolate…Siguió maldiciendo en su mente la necesidad de su anhelado dulce, hasta que su mirada se enfoca en un sitio.
En una habitación se encontraba un joven observando con aire somnoliento a través de la traslucida ventana y a un lado se encontraba una pequeña consola, que ya se había quedado completamente sin batería.
-Al fin te encuentro.- gruño el de cabellos dorados acercándose a él, mientras que en su boca saboreaba un pedazo de su ultima barra de chocolate.
-¿Qué ocurre Mello?- dijó desanimado corriendo su mirada del gris cielo.
-Quiero más chocolates.-exclamó.
El pelirrojo ya conocía ese tono de voz que implicaba más una orden que un suplica o un “favor”.
-Esta bien Mello.-se encorvó para juntar la consola que había dejado en el suelo y siguió.- Pero la cuestión en como los conseguiremos.-
-Ya he pensado en eso.- contestó dirigiéndose nuevamente a la entrada del cuarto.
-Pero… ¿No era que supuestamente Roger tiene los dulces escondidos del alcance de nosotros?- preguntó, él sabia que era muy improbable la posibilidad de conseguir acercarse a ellos sin ser atrapados en el intento.
-También pensé en eso, Matt.- mirándolo fijamente con sus ojos penetrantes.-En estos instantes Roger se encuentra arreglando unos asuntos, por lo tanto no se encuentra en su despacho.-tomo una pausa.- Vamos, que esperas allí parado.-le dijo al ojiverdes, que tan solo se sobresalto y comenzó su marcha para alcanzar al rubio, que ya se encontraba caminando por el pasillo.
En esos instantes el corredor se encontraba deshabitado, una gran oportunidad para que al fin él consiguiera lo que quería. La simple necesidad de alimentarse lo motivaba para caminar más rápido…con cada paso que daba se sentía más cerca de su gran deseo.
El chocolate era uno de los únicos medios que lo mantenía “un poco “tranquilo en esas situaciones, además de que era el vicio más profundo que tenía en su vida. Asomo su rostro por uno de los pasillos que se unía al que estaban recorriendo…Pero nada, por suerte nadie se encontraba allí. Con un aire de satisfacción se adentro en el despacho sin importarle nada y empezó a buscar entre los amplios muebles.
-Mello…-susurro su compañero mientras le jalaba pausadamente de su chaqueta.
-Pero que pasa Matt ahora, te dije que te quedaras…-el pelirrojo le señalo un rincón.
Esto no podía ser posible, en la habitación también se encontraba un pequeño niño sentado en el frio suelo. Lo que le faltaba, había entrado en el lugar tan apresuradamente que no había notado su presencia. Parecía que todo iba a la perfección, hasta que tenía que aparecer Near.
-No tiene importancia.- pronuncio con ira dedicándole una mirada de odio al albino. Que ni siquiera se inmuto, estaba más atento en su tablero de pluzzle.
-¿Pero si dice algo?-le preguntó a Mello sin despegar la vista de la entrada del lugar.
-Bah, no interesa.- respondió ya con lo que estaba buscando entre sus manos.- Ya vámonos.-le ordenó al pelirrojo, que hizo más que cumplir y se colocó a un lado de él.- Y mientras tu…-fijó su mirada en el menor.- Si llegas a decir algo no te veo futuro alguno.- amenazó, mientras que, junto a Matt, ya se encontraba recorriendo el pasillo rumbo a su habitación.
-Mello... ¿Estás seguro de que no dirá nada?- le interrogó con tono incomodo al mismo tiempo que caminaba.
-No creo que lo haga, ya no te preocupes.- contestó despreocupado recostándose sobre su lecho, acto seguido desenvolvió uno de los dulces y empezó a saborear tranquilamente su delicioso chocolate.
El joven a su lado tan solo suspiro y se coloco sobre un asiento de madera.”Si que le gusta comer chocolate” Pensó, mientras despegaba su mirada de su amigo para dirigirla a su consola portátil…En este aburrimiento lo que más precisaba era de ella…
Llevado por el cansancio del momento, dirigió su mirada de nuevo al rubio…Se encontraba con sus parpados cerrados relajadamente. Tranquilidad se reflejaba en su rostro, una expresión que pocas veces se podía conseguir de Mello, que tan solo se podía apreciar mientras este dormía.
-Buenas noches Roger.-exclamó el pequeño albino mientras veía como entraba al despacho el mayor.
-Buenas noches Near. -respondió mientras dejaba su sombrero sobre su escritorio.-¿Hace mucho tiempo estas aquí?- el menor asintió con su cabeza levemente, mientras colocaba una pieza del pluzzle en su respectivo lugar.
El hombre se dirigió hacia el estante que se encontraban los dulces, los miró, con tan solo mirar la caja te podrías dar cuenta que faltaban chocolates en su interior y luego suspiro. Se acerco
caminando lentamente hacia su escritorio y se coloco en el asiento que se ubicaba detrás.
-Roger.-dijo en un nivel adecuado de voz para que el que lo acompañara lo escuchara.-¿ Va a venir un niño al orfanato, no?-le interrogo sin perder de vistas su juego de mesa.
- Estas en lo correcto Near.- respondía dirigiendo su mirada hacia el albino.-¿Cómo lo has sabido?- preguntó mientras acomodaba unos portafolios.
-Era sencillo sacar esa conclusión. Además de que te he visto bastante ocupado. En los últimos días, a la hora del que los demás niños del orfanato desayunaba, pude ver mucho movimiento en una habitación, las personas entraban y salían de ella…Por lo cual te deja a la vista la posibilidad que algún nuevo niño ocupara ese cuarto.- respondió mirando por unos segundos al anciano, mientras enroscaba un mechón de cabello alrededor de uno de sus dedos y continuó armando su pluzzle.
-Buena conclusión Near, lo del niño es algo correcto y por lo que tuve tan ocupado en si fue por otro asunto ajeno a este...- dijo mientras dejaba los papeles en un rincón del escritorio.-Creo que ya es la hora que vallas a cenar, en esta ocasión intenta por lo menos comer algo.- el pequeño de ojos azabaches asintió con la cabeza, salió al exterior de la oficina y empezó a caminar por los amplios pasillos rumbo al comedor del orfanato.
Una mujer de cabellera castaña, que no sobrepasaba la edad de 30 años y ojos del mismo color que el oscuro roble, caminaba por el corredor rumbo al despacho de Roger, ve al niño que pasaba por allí, se hace a un lado para dejarlo pasar y sigue su camino.
-Buenas noches señor Roger.-exclamó mientras entraba en la habitación y se coloca en un asiento enfrente del nombrado.
-Buenas noches señorita Tamao ¿Ya esta todo listo?-preguntó mientras le daba un sorbo a una taza de té.
-Si, ya se han colocado los objetos necesarios para habitar correctamente una habitación. Luego de ello, sí el huésped quiere colocar algún nuevo instrumento, esta libre de hacerlo.-contestó.
-Este bien, muy buen trabajo. Ahora puede continuar con sus tareas diarias.- la muchacha asintió y se retiró.
Alabado sea el momento en el que el día parecía no poder ser más aburrido que ahora…Tan solo se encontraba sentado, mirado al rubio como observaba sin interés alguno por la ventana, mientras meditaba todo lo que había ocurrido.
Maldecía el instante en que la vida le había hecho esto, cuando más lo necesitaba su consola portátil no tenia batería…Que además de que por un suceso ocurrido hacia varios días atrás, Roger le había dejado nula la posibilidad de encontrar algunas nuevas.
Suspiro agobiado, ya no tenia medio alguno para no pensar, nada lo entretenía…todo era nulo en ese momento. En su mente tan solo cavia el oji -azules que lo acompañaba en esa habitación. Recordar que hace semanas atrás para el todo lo que ocurría con respecto a su vida cotidiana ya se estaba transformando en algo “normal”, aunque el muy bien sabia que esa palabra no encajaban mucho…Para él lo era , y ahora de repente los mismos sucesos le hacen plantear cosas inentendibles.
Su mente estaba completamente bloqueada, no llegaba entender nada lo que ocurría a su alrededor ¿Qué le estaba pasando? ¿Tan grave era lo que acontecía en su vida que no podía estar tranquilo? Maldito ese día que se puso a pensar todo con más claridad que la habitual.
No dejaba de enredarse más en sus pensamientos hasta que…
-¡Hey! ¡Reacciona de una vez!-dijo una voz atemorizante, mientras que la cabeza de Matt recibía un fuerte manotazo despertándolo de su mundo.
-¿Eh?...-contestó confundido volviendo lentamente a la realidad.-¿Qué ocurre Mello?-siguió a duras penas acariciando el sitio en donde había recibido el golpe.
-¿Cómo que ocurre? Tu eras el que estabas aquí sentado, con una cara que parecías en coma o algo así…-gruño acercándose a la salida siendo seguido aún por los ojos verdes del pelirrojo- Me iré a la biblioteca a estudiar, tu deberías hacer lo mismo y intenta no volver a separarte de la realidad.- exclamó secamente alejándose ya por el corredor.
Matt aún se encontraba intentando de ordenar las palabras en su mente, el golpe recibido por parte del oji-azul le había servido para volver a la su cruel realidad. Por lo menos ahora se encontraba solo…Pero lo peor que le había recordado la feliz noticia de que el próximo día tenían un examen de historia…Que aunque a pesar de lo que él sabia, seguía siendo bastante complicado. Bufo cansado, a la vez con desprecio, dirigiéndose hacia unos libros que se encontraban sobre su cama. Se recostó en su lecho mientras acomodaba alado de él un “pequeño” libro color verdoso, queda destacar que el mismo era un texto que contenía más de mil hojas y que su peso te sorprendía el simple hecho que ,aunque lo aparentaba, no llegaba a ser de más de una tonelada.
Sus dedos comenzaban a pasar innumerables cantidad de páginas, mientras que sus ojos empezaban a recorrerlas lentamente, al mismo tiempo de que su aburrido, y aún confundido, cerebro intentaba memorizarse las consecutivas palabras, que tan solo lograban enredar más su cabeza.
No llego a pasar más de diez minutos, cuando Matt ya había llegado al límite de paciencia y dejo a un lado todo lo que tendría referencia con los estudios. Siguió nombrando palabras inentendibles a lo bajo, hasta que sintió una precio en su estomago…
-Maldición. Ya ha pasado la hora de la cena y yo no he probado bocado en todo el día.-reprocho viendo la hora que marcaba el reloj de su habitación. Se arrodillo en el suelo y empezó a buscar debajo de su cama…Nada, ni vistas de cualquier alimento posible en la habitación. Se coloco rápidamente de pie y con paso de carrera se dirigió hacia el comedor del lugar. Como pensaba no había nada en ese lugar…
-Buenas noches.-exclamó una mujer a sus espaldas causándole dar un salto en el aire y girarse bruscamente a verla.-¿A caso te has olvidado de venir a cenar?-el pelirrojo asintió , esperando algún sarcasmo proveniente de la mayor…Pero no, a los segundos se encontraba con un pequeño plato de comida entre sus manos y caminando por el pasillo hacia su cuarto.
Esto lo esperaba, por fin una cosa buena en todos estos días...Esperen el arroz estaba frio, bueno algo es mejor que nada, pensó mientras terminaba el alimento. Deja la vasija en el escritorio y se dirigió a su cama a ver si esta vez podría descansar.
Ya habían pasado tres horas desde que se acostó entre las cálidas sabanas…Pero nada, no podía pegar un ojo, además de los pensamientos que lo acosaban en cada segundo, no podía dejar de pensar en como estará Mello…Ya que desde más de 6 horas se encontraba en la biblioteca y ya eran las cuatro de la madrugada…Otro día más que se desvelaría, simplemente para estudiar más, para ver que si al final consigue superar a Near.
No quería ser pesimista y no significaba que no creía en las posibilidades de su amigo…Era que tantas veces ya lo había visto, que ya era predecible como terminaría todo. Ya se imaginaba la escena de un rubio furioso gritando desaforadamente de que nuevamente había quedando segundo…
Luego de una hora empezó a sentir que sus parpados pesaban más y más…hasta que al final se dejo llevar por relajante mundo de los sueños.
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