miércoles, 22 de diciembre de 2010

School of Elements: Capítulo 2

School of Elements:

Capítulo 2:

Empezó a sentir algo suave debajo de ella, con su manos derecha podía tocar aquello que suponía que era una sabana. Sintió aquella molestia de la luz dando contra sus ojos cerrados…¿Qué hacia durmiendo a estas horas?

Abrió sus ojos lentamente viendo todo borroso hasta que las imágenes se aclararon y consiguió ver a una desconocida a su lado.



-Soy la enfermera de la escuela, me llamo Ángela.-con tono calmo y amigable.

-¿Qué hago aquí?-se sentó al borde de la camilla y oprimió su frente con su mano derecha.

-¿Te encuentras mejor?-

-Si…Creo que ya he dormido demasiado.-miró el reloj que se encontraba en una de las paredes, habían pasado dos horas o eso lograba calcular.


Despidió a la enfermera agradeciéndola el buen trato que tuvo con ella y salió de allí rumbo al pasillo. Intentaba de recordar lo que había ocurrido, por su mente le pasaban escenas confusas que no lograba descifrar por completo.


-Debo estar cansada todavía.-suspiró y se dirigió a su salón.

- ¡Ney! ¡Al fin te has despertado!-

-¿Qué haces aquí?- en uno de los bancos encontró sentada a su compañera rubia.

-Es que estaba preocupada…El resto ya se fue. Además alguien debe cuidarte en la salida.-le sonrió y se puso a su lado.

-No tendrías que haberte quedado.-agarró su bolso.- Vámonos, no quiero causarte más molestias innecesarias.-

-No es una molestia.-


Ambas se dirigieron hacia la salida, la morena se quedo mirando por unos instantes a Rena. No sabía si preguntarle o no sobre lo ocurrido, pero al final desistió.


-Dime... ¿Qué es lo que me paso? ¿Por qué estaba en la enfermería?-

-Pues…Luego de las prácticas te desmayaste.-

-¿De en verdad?- volvió a su mente lo ocurrido, el fuego, el temor y aquella figura de cabello violeta.-Claro…-miró al suelo, recordarlo la había puesto un poco nerviosa.

-Por suerte ahora estas bien y aquel Kenny no logro hacerte nada malo-aferrándose a su brazo nuevamente.

-Por lo menos ya descubrí de que va todo esto.-

-¡Al fin sales!-


La rubia reacciono ante aquella vos corriendo hasta la gran puerta y de un fuerte salto paso todos los escalones con trayectoria a una persona similar a ella.


-¡Esp..!-no pudo hacer nada, ya la tenía encima, por poco pudo hacer la fuerza necesaria para no caerse hacia atrás.

-Hermanito lindo, si me esperaste.- apretándolo con mucha fuerza.

-No iba a dejar que fueras sola caminando por la calle a esta hora.-intentando de no asfixiarse con tal afecto desenfrenado de su hermana menor y a los pocos minutos se percato de la presencia de la otra chica.- ¡Ney! Qué bueno que ya te has despertado.- pronuncio con muestra de preocupación.

-Si, ya me desperté.-da un suspiro de cansancio y baja los escalones con calma hasta ponerte a un lado de ellos.

-¿Te sientes mejor, no?-

-Si, me siento bien.-


El rubio sonrió, pero aquella sonrisa más que de alegría era de alivio, se sentía un poco culpable con todo lo que ocurría y eso que él no había hecho nada. Pero el hecho que alguien que antiguamente era cercano a él estuviera involucrado en algo así…


-Dylan cálmate.-llevando uno de sus delgados dedos a la mejilla del muchacho.-No pienses en cosas tristes.- hablándole con ternura.

-Lo sé Rena, gracias.- correspondiéndole la amabilidad.


Ney ya se encontraba unos pasos delante de ellos pero con lo que llego a ver prefirió no intervenir, no era su fuerte consolar a las personas. Aunque lo que veía alrededor de aquellos hermanos era un aura de felicidad que sobrepasaba cualquier tristeza.


-Un poco más y me la contagian.-los miro por unos instantes como se reían mientras se hablaban, hasta que ellos se dieron cuenta y la miraron también, acto consecutivo se giro hacia otro lado.

-Ya que estamos te acompañaremos Ney.- dijo el muchacho abrasándola por los hombros.

-¡Sí!-corre a abrazarla también.


La de cabello azabache asintió con la cabeza, aquella muestra de afecto hacia que se respiración si acelerara un poco, no estaba acostumbrada…No, tenia vergüenza.


-Se puso roja.-los dos agachan la cabeza a un costado con curiosidad.

-¡Claro que no Dylan!- entre tartamudeos y con una ira actuada se los saco de encima para luego adelantarse en la marcha.


Los dos rubios se miraron y se rieron levemente antes de acercarse nuevamente a ella, pero esta vez no la abrazaron demasiado. Bueno, a la menor no le duro demasiado y la volvió a agarrar del brazo derecho pero con más sutileza.

Ellos al final si la acompañaron, pero no por muchos metros, ya que los caminos que debían de tomar eran en diferentes direcciones. 

Luego de unos cuantos pasos la de ojos marrones levanto su mano derecha en forma de saludo mientras los otros dos estudiantes la saludaban felizmente a la lejanía.  


-¿Estarán siempre tan animados? Si que se nota que tienen la misma sangre.-negó con su cabeza con cansancio y siguió caminando.- Espero que el autobús no tarde demasiado en llegar.-


Luego de esperar por unos minutos en la parada vio al transporte acercarse y por fin se puso en viaje rumbo a su casa. Tampoco estaba tan alegre con ello, nadie la esperaba, además de que tenía que arreglárselas para hacerse una cena comestible, que al final no estuvo tan mal. Aquella noche no le costó demasiado dormir, seguía muy cansada todavía.
  



Ya hace un rato se encontraba enfrente de aquel gran lugar esperando, algo la retenía. Le habían quedado un mal presentimiento desde lo que le había ocurrido ayer, pero ella sabía que podría haber sido  peor su reacción.


-Adiós a aquella monotonía que me había acostumbrado…-


Aunque siempre se había mudado y la monotonía podría cambiar un poco, esta vez era muy diferente y sobre todo por aquel no tan pequeño detalle.


-¿Todos podrán hacer esas cosas?-


Luego de esas palabras su rostro cambio a uno totalmente ido y preocupante, tan solo pensarlo la había sorprendido, estaba rodeada de locos peligrosos.


-Lo que me espera…-

-¡Córrete!-


Se dio cuenta tarde que ese grito hacia ella y a apenas logro a girarse ya tenía a un chico sobre una patineta en trayectoria hacia ella. Se corrió hacia atrás pero al percatarse de que este se lastimaría lo sostuvo entre sus brazos antes de que se diera contra el suelo.


-Esto creo que tendría que ser al revés- al darse cuenta en que pose habían quedado, aunque debía reconocer que era un niño muy lindo con aquel cabello castaño claro revuelto y un par de ojos verdosos.
-Gracias.-pronuncio con una gran sonrisa y acto consecutivo la chica perdió fuerza en sus brazos dejándolo caer.- ¡Auch!-

-¡Lo siento!- se apuro en ayudarlo.- No quise tirarte, solo que…-

-No, no te preocupes.-agita un poco sus pantalones luego de levantarse.- No dolió demasiado, además fui yo el que se confió mucho para andar tan rápido en la patineta. Tendría que haber pensado que alguien se me podría cruzar en el camino y bueno, te vi un poco tarde…-

-Soy invisible…-susurró para ella misma.

-¡Es…!-suena el timbre y se sale de sus brazos- ¡Lo siento! ¡No quiero llegar tarde! –agarró su patineta rápidamente.- ¡Lo siento de nuevo!- entró corriendo a la escuela.

-Claro…-quedó en la misma pose por unos minutos y decidí entrar también, no quería llegar tarde en su segundo día de clases.

-¡Buenos días!- apenas entro en el salón la rubia la saludo.

-Hola Ney.-

-Hola Rena. Hola Mayumi.-pronuncio devolviendo el saludo a ambas antes de sentarse.- ¿Ahora tenemos matemáticas?-

-Lamentablemente si, aunque por lo menos es una sola hora- respondió la de ojos azabaches.


La profesora de matemática llamada…¿Cómo se llamaba? De en verdad no se lo acordaba, nunca había sido buena con los nombres y menos los de los profesores, algún día lo recordaría.

Se coloco bien en su asiento, pero no llego a sacar su carpeta al ver que alguien se había puesto en la puerta y la maestra no tardo en percatarse de esto también. Se trataba de un hombre mayor, pero parecía más joven que la otra mujer anteriormente nombrada. Estaba vestido formal, con un traje gris, una camisa blanca, una corbata roja y con su cabello castaño oscuro bien peinado. 

Luego de que ambos adultos intercambiaron por  lo bajo unas palabras el de traje dirigió sus ojos marrones a los menores y dijo: -Soy el vicedirector Antonio Gugli, vengo hasta aquí para hablar por unos minutos con la alumna Ney Neville.-

-Soy yo.-pronuncio un poco confundida mientras levantaba su mano derecha.

-Muy bien, acércate aquí por un momento.-moviendo su cabeza para que caminara hasta donde estaba.

-¡De…De acuerdo!-no tardo demasiado en colocarse al frente del vicedirector.

-Esto es para ti.-saca del bolsillo derecho de su saco una pulsera transparente.- Deberás ponértela en alguna de tus muñecas, es obligatorio.-la de cabezo azabache asiente y la agarra.- Dentro de estos días el secretario de la Directora vendrá por ti para que hables más con ella. Mi trabajo termina aquí. Hasta luego alumnos.-todos le corresponden el saludo al unisonó.

-Neville vaya a sentarse ya en su lugar.-

-¡Si profesora!-le hizo caso y se fue a su sitio.-¿Pero para qué es esto?-

-¿No sabes?-le pregunto Mayumi.-Ah, claro, si no sabias el resto menos esto, yo te explico mientras ¿Si?-

-Si.-

-Esas pulser …-la profesora les chisto para que se callaran y la de ojos oscuros tan solo bajo un poco la voz.- Como iba diciendo. - Ney le presta más atención.- Estas pulseras son obligatorias para los alumnos, como dijo el gruñón de Gugli, ya que sirven para diferenciar a los alumnos unos de otros.-

-¿Acaso somos clasificables o qué?-

-Podría decir que sí, pero no te lo tomes tan mal. Dependiendo el color tienen diferente significado y estos re refieren al elemento que puedes manejar.-

-Elemento…¿Es cómo lo que pudo hacer Kenneth con el fuego?-

-Sí, cada uno manejamos uno.-

-Entonces no se qué hago acá-

-Ya voy a llegar a esa parte, no te quejes tanto, mejor sigo que si no se hará muy largo esto.-agarro su libreta y un par de colores.- Te explicare así.-empieza a hacer garabatos.- En total son siete colores, entre ellos se encuentran el rojo que representa al fuego, el celeste que representa al agua, el marrón que significa tierra, el celeste claro que presenta al aire, el amarillo que representa al trueno, el negro que representa a la oscuridad y bueno luego está el que tienes tú, el transparente.- había hecho dibujitos simples de cada elemento con su respectivo color y demás.- ¿Me estas escuchando o qué?-

-Es que me llamo mucho la atención los dibujos.-

-Se que no dibujo bien, pero préstame atención a  lo que digo.-frunciendo un poco el seño.

-Sí, te escuche.-dejando de lado los dibujos.- ¿El transparente que significa?-

-Que no tienes elemento.-ya se estaba esperando esa respuesta.- Pero no significa que en realidad no lo tengas, algunos recién lo descubren luego de un tiempo…y otros nunca, pero bueno.-

-Me subiste el ánimo pero recontramente bien-

-No hacía falta hablar con tanto sarcasmo, pero no te preocupes y tan solo concéntrate en superar todo esto.-

-Eso intentare…-

-Además ahora nos tienes a nosotros.-

-¡No quiero volver a repetirles que se callen ustedes dos!-reprochó la profesora mirándolas seriamente.

-Si profesora.- le contestaron con pocos ánimos y empiezan a prestarle atención a la clase.




Salió unos minutos al pasillo, por alguna razón ya había comenzado a asfixiarse allí dentro, no entendía como todos se podían tomar todo…¿Así  como si nada? ¿Tan normal era tener aquellos tipos de habilidades? Bueno, que decía, ellos estuvieron todos esos años con esos poderes, lo sabían desde casi siempre, ella era la única rara aquí.

-Pero igual siento como si algunos me miraran fijo cuando paso cerca…-susurró.

No lo entendía, no tenía nada interesante, ya le había dicho Mayumi que hay otros que no controlan ningún elemento todavía ¿Por qué seria que ahora si llama un poco la atención? 

-¿O será por la persona que me salvo?-se quedo sin hacer nada por unos minutos y se recuesta un poco sobre la pared.- ¿Quién era?- tan solo podía murmurarlo, no podía preguntárselo a ninguno de sus compañeros, pensarlo ya le causaba nervios.

-Ney, debes entrar, la profesora ya debe estar viniendo.-pronuncio Rena asomándose por la puerta.

-¡Ah! Si, si, ya voy.- salió de sus pensamientos y volvió de nuevo al aula.


Por la puerta, luego de unos minutos, entro una mujer de alrededor de treinta años, cabello castaño liso que llegaba hasta su cintura, ojos marrones, vestida por un vestido florido y unos zapatos de color azul.


-Buenos días.-los saludo con una amable sonrisa  a la que todos contestaron con mucha alegría.

-Al parecer esta profesora si les agrada-

-Muy bien, primero tomare lista a ver si están todos.-agarra un libro forrado de un papel bordo y empieza a leerlo en vos alta.-Neville Ney…-

-Presente.-

-¡Oh!-sorprendiéndose un poco al mirarla.- Con razón no me sonaba tu nombre ¿Eres nueva no?- la interrogada asintió.- Un gusto yo me llamo Ange Velay, me tendría que haber presentado antes, perdón, es que no me di cuenta.-riendo nerviosamente.

-No se preocupe suele pasar.-la mayor la miro por unos segundos con intriga y luego cambio su perfil a uno más despreocupado.

-Entonces ya comencemos con la clase de hoy. Para la alumna nueva, yo soy la profesora de las clases de iniciación.- aunque fuera un poco distraída se percató de la cara inconsierto de la morena.- Muy bien, empecemos desde lo que nos quedamos en la clase pasada: Velocidad de reacción.-


A continuación coloco diferentes elementos a cada uno de los alumnos y para lo ultimo dejo a Ney, en donde se puso enfrente de su pupitre como esperando alguna respuesta.


-¿Eh?- la docente tan solo giro y se dirigió a su escritorio.-…- 

-Ya que parece que están todos listos, ya es hora de comenzar yo los observare desde aquí.- sonriendo.
Ney  no tenía nada que hacer, se quedo aliviada a darse cuenta que no era la única, al otro lado del salón había un compañero que tampoco parecía tener alguna clase de habilidad “especial”. Pero no podía dejar de pensar lo extraña que se sentía igual ante aquella clase de personas que estaban haciendo diversas cosas…Que ella ni en sueños podría lograr.


Miró a Rena, esta había cerrado por unos segundos los ojos y con una sonrisa llena de amabilidad coloco sus manos arriba de la maseta con tierra que tenía enfrente, en unos segundos unos brotes empezaron  surgir formando una Abelia.
 
A continuación dirigió su mirada a Mayumi, en su caso no tenía una maseta en su mesa, sino un par de piedras que empezaron a girar en el aire y luego se unieron formando una con mayor tamaño.


-Así que estos son los poderes que tienen…-susurró y observo al resto también por unos minutos.- Todos son sorprendentes y yo aquí tan solo mirando.-

-Todos han mejorada, sigan así que cada vez racionaran más rápido al momento de sacar a flote sus poderes.-

-Si profesora.- contestaron, casi todos, al unisonó.


Luego de las palabras de la profesora la hora ya había finalizado, gran parte de los alumnos se dirigieron al pasillo ya que era el comienzo del primer receso.


-Todavía sigo sin entender que rayos hago aquí.-miró a su pupitre con un poco de rabia.

-Hola.-

-¿Si?-miró hacia el frente nuevamente y pudo ver que se encontraba su nueva profesora.

-No te preocupes, si tienes confianza algún día despertaras el poder que hay dentro de ti lo presiento.-le dio unos toques en la cabeza con su mano derecha y se retiro del salón.

-Claro…-pronunció con poca conformidad.- Pero debo admitir que es la profesora más amable que vi hasta el momento, me empezó a caer bien.-sonrió por unos momentos y salió al pasillo  como lo habían hecho sus compañeros.


Camino por el largo pasillo sin preocuparse realmente para donde se dirigía. Cada vez sentía que de en verdad no encajaba en ese lugar, pero no, debía acostumbrarse, no podía vivir quejándose. Debería enfrentarlo todo por ella misma, ya había crecido.


-Aunque sea complicado…-
-¿Qué es complicado?-

-¿…?-miró a la dirección en la que había escuchado aquella voz y consiguió ver a un chico de ropas muy holgadas a comparación de su físico.- Ah, eres el chico de la entrada.-

-Me reconociste, seguramente por el pequeño accidente que tuvimos.-lleva uno de sus manos a la parte trasera de su propia cabeza.- De en verdad lo siento.-

-No hace falta que te pero…-

-¡Qué bueno!-había cambiado enseguida de actitud.

-Este chico es demasiado energético…-suspiro a lo bajo.

-No me acuerdo si me presente ya, claro, no tuve tiempo antes. Me llamo Ryan, soy de séptimo grado.-

-Yo soy Ney y yo estoy en tercer año…¿Pero que hace de aquí alguien de primaria?-

-Es que esta escuela empieza desde preescolar, estamos en otros edificios en realidad, pero  los de últimos grados tenemos  algunas clases aquí.- sin perder su dichoso animo.

- ¿Cuántas cosas no conozco de este lugar? No pensaba que podía ser tan grande, como para tener tantas etapas escolares. De afuera se ve amplio, pero tampoco para tanto.-

-Por tu silencio adivino que no lo sabías ¿No?-asintió con la cabeza.- ¡Ah! Está bien si eres nueva…Aunque en algo raro también.-

-Todo es raro aquí.-

-Para los que estamos acostumbrados no. No debes de estar tan preocupada, podrás adaptarte aunque te cueste.-

Aquella sonrisa que surgió de los labios del de cabello castaño le hizo recorrer un escalofrió por su cuerpo. Había conseguirlo calmarla, parecía como si no fuera la primera vez que le había ocurrido esto.

-Es la segunda vez que lo veo.- cuestionándose a ella misma.

-Si.-

-¿Eh? Pensé que había hablado para adentro…-

-Jajaja.-rió así por unos instantes más.- Esta bien, igualmente no me molesto y no lo veo tan  malo.-

-Eres demasiado alegre.-otra vez lo había dicho para afuera, lo único que falta que con el tono que lo dijo el menor se ofenda.

-Más que alegría es mucha energía, pero podría considerarse que si.-

-Claro…-se había preocupado sin motivo.


Pocas veces le había ocurrido esto, con sus nuevas compañeras había hablado pero este muchacho le había sacado más conversación de lo normal. Era agradable hablar con él, por alguna razón le transmitía su energía, había comenzado a tenerle confianza.


-¡Ya me estaba olvidando que tengo que ir a buscar algo! Lo siento, ya tengo que irme.-le toca ambos hombros como en forma de saludo y gritando un “adiós” se pierde en el amplio pasillo.

-Eso fue demasiado repentino.- la segunda vez que la había dejado inmóvil.- Sera mejor que también me vaya, ya dentro de poco termina el receso. Ese Ryan habla demasiado.-giró en el lugar y se puso en marcha a su aula.


Cuando llego a la puerta de su curso pudo ver como todos se  encontraban con sus mochilas y se quedo observándolos media confundida.


-Ney no te nos quedes mirando y guarda tus cosas.-

-S-i Mayumi.-le hizo caso a la de cabello azabache y empezó a guardar sus cosas en el bolso.- ¿A dónde vamos?- colocándoselo en su hombro derecho.

-Cierto que vos no sabes nada de aquí.-giró los ojos.- Tenemos clases de historia, pero no en esta aula, debemos ir a otra.-

-Pensé que la mayoría de los profesores venían para acá…-

-No, “este” profesor es un caso “especial”-

-Ya, esta bien, creo que entendí el punto.- en realidad no, para ella todo era especial en esta escuela.
Siguió a sus compañeros cuando estos salieron del salón, no quería perderse de en verdad, ya le había pasado muchas veces como para cometer tal error de nuevo. Ya estaban dando demasiadas vueltas por una simple clase…

-Caminan demasiado rápido.-apurando su paso, pero igualmente la estaban dejando atrás.- Por lo menos llegue.-entro en último lugar, pero no consiguió ver cómo era ese salón ya que una no tan agradable mirada se poso sobre ella.- Bue-nas Tar-des.-no pudo pronunciar bien, aquellos ojos marrones la miraban con demasiado desprecio.

-Póngase de una vez en su lugar.-con la voz firme.


Si quiera pudo decirle nada y tan solo se dedico a acomodarse lo más rápido posible en un lugar.


-Espero que la próxima vez estén antes que yo.- todos empezaron  murmuran palabras no tan alegres.-Guarden silencio, no están con sus demás profesores, en este lugar se habla cuando yo se los pida.-se sienta en su amplio escritorio, que a comparación de la pizarra no era tan grande.
Ney se dedico ahora mientras este tomaba lista a observar su alrededor, se encontraba en un aula demasiado extensa y por la gran cantidad de libros que había allí parecía una biblioteca. Este lugar no le causaba comodidad…O la causa simplemente seria aquel hombre de cabello castaño oscuro y vestido por un traje de un muerto gris como color, por el poco buen humor que tenía aparentaba parecer un anciano desquiciado de ochenta años que un adulto de cuarenta años.


-Usted señorita Neville deje de mirar para todos lados y preste atención, más aún cuando ya llego a su nombre.-

-…-se había quedado completamente muda.


Luego de aquellas ásperas palabras dejo de prestarle atención para continuar con su listado y por último empezar de una vez su clase sobre la segunda guerra mundial.

-Creo que este sin la menor duda es el peor de todos…-




-Por fin puedo volver a casa.-suspiró.

-Si, por suerte tuvimos las clases normales luego de la de historia. Ese hombre está loco, es un maldito amargo.- acompañándola en el pasillo rumbo a la salida.

-Tienes razón Mayumi ¿Por qué es así?- 

-Eso nadie lo sabe, siempre trata así a todos sus  alumnos, sin excepción, es simplemente un caso perdido.-
-Claro…-no sabía que más decir.- ¿Pasa algo?- vio como su compañera había detenido su marcha. 

No muy lejos de ellas se encontraba la joven hermana Black. La miró desconcertada, pero no era el hecho que estuviera allí que también le había empezado a sorprender, sino que enseguida dirigió su par de ojos esmeralda hacia ella y no los apartaba.

-¡Ney!-ninguna de las dos esperaba aquel saludo casi eufórico de la menor.- Que suerte que nos cruzamos.-

-¿Cruzamos? Parece como si te estuviera acosando…-le susurró a la nombrada.

-No, lo dudo de ella, debe ser casualidad…-contestando de manera que la otra no se enterase de que hablaban.- Hola Raven.-pronunciando de forma forzada.

-Oh…Nuevamente estas vestida de esta forma.- observándola de pies a cabeza.

-¿Acaso solo me vino a criticar?

-Te queda muy bien.-

-¿Eh?-

-Yo me voy yendo… ¡Hasta mañana!-dijo la otra estudiante escapando de esa situación.

-Ahora me quede sola.-sabia muy bien que socializar no era su fuerte y menos con esta persona que le causaba una rara sensación.- Pero sigue siendo amable…-

-Gracias.-

-¡Otra vez hable a lo alto!-pronunció frustrada y tan solo recibió una risa de la de cabello azabache, aquella risa le había sacado aquella sensación de espanto.

-No me mires así, yo también me rio, soy muy buena a comparación del otro.- refiriéndose a su ya conocido familiar.

-Solo me sorprendió un poco.-

-Espero escuchar tu risa también, ya te voy a hacer reír mucho Ney.-agarrando fuerte las manos de la mayor.- Prométeme que un día de estos saldremos de paseo las dos, así nos conocemos mejor.-

-Cl-aro.-la sonrisa que hizo después le parecido muy sincera y agradable.-Es…to ¡Voy a llegar tarde! ¡Nos vemos mañana!-corrió hasta la salida lo más rápido que pudo.

-Que linda se ve hasta con su parte tímida.-se dijo a sí misma con una sonrisa triunfal.

-Y tú continua en tu mundo, que ya sabes cómo te ira.-

-Que poco agradable eres Noshua.-giró su cabeza hacia el muchacho que acababa de aparecer.

-No tengo interés de serlo ¿Acaso ella es tu nuevo objetivo?-

-No es un objetivo, esto sin la menor duda es amor a primera vista.-

-Cuantas veces lo escuchado de ti hermanita.-

-¿Acaso de que me estas tratando?-no recibió respuesta, pero aquel silencio le decía todo.- ¡Claro! Tú te quejas pero la has salvado ayer.-

-Eso no tiene importancia, fue tan solo del momento, sabes bien que no soporto que las personas se den de superiores y no son quejas, tan solo relato la realidad.- comenzó a caminar nuevamente.

-Yo también es lo que estoy haciendo ¡No te metas con ella!- con furia en la mirada.

-Ya te dije miles de veces que no me interesan tus asuntos y menos aún desconocidos. Haz lo que quieras, pero no me molestes.- sin siquiera inmutarse con los insultos que recibía se dedico tan solo a irse de allí.




-¿Pero qué habrá sido todo eso?- pensó con su respiración muy agitada de tanto correr.- ¿Cuantas cuadras corrí?- miro medio sorprendida hacia atrás.- No pensé que me vergüenza fuera tan extrema.-bufó.- Esta personas me van a  terminar volviendo loca.- agitó su cabeza antes de empezar a recordar todo y camino en busca de la parada del transporte que la llevaría por fin a casa.


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