El tiempo pasaba de
forma tan lenta ¿Pero en verdad que era el tiempo? ¿Cómo podría reconocer el
pasar de los minutos en ese espacio tan vacío Esas y más preguntas eran las
que resonaban por todo el alrededor, aunque las mismas eran protegidas por
aquellas murallas llamadas mente.
Luego de tantos años,
sus pensamientos divagaban y flotaban a la par que las esferas metálicas a su
alrededor, esas mismas que le brindaban parte del conocimiento del que se había
nutrido desde el día en que se dio cuenta de su propia existencia.
Vivir en una capsula o más bien esa era como solía llamarle,
mientras no encontraba alguna otra clase de sinónimo, claro está ¿O acaso debía
referirse al mismo como un lienzo negro como el carbón? Siquiera tenía bien en
claro si esa superficie tenía alguna clase de final. Todo era oscuro, el
comienzo y el fin no tenían significado alguno, menos aún considerando que se
encontraba siempre en el mismo sector y pocas veces se dedicaba a caminar un
poco.
¿Qué era todo aquello? ¿Un sueño? ¿El delirio de alguna
persona con un desequilibrio mental? No, quizás eso hubiese deseado desde un
principio, pero esa misma cuestión encerraba uno de sus principales problema:
Tan sólo deseaba una cosa o por lo menos eso era lo que tenía que ser.
Esas cuestiones eran relevantes y todo tenía una historia
detrás, aunque algunos lo podrían considera tan sólo alguna clase de leyenda
fantasiosa, mucho más esos seres que podía observar con tanta tranquilidad y no
poder tener contacto alguno. Por lo menso
él no podía.
Un movimiento, un
simple danzar de los dedos de su mano diestra y nuevamente las esferas
comenzaron a moverse, buscando el lugar que les pertenecía y respetando cada
una de sus ordenes silenciosas. Lograron un cuadrado perfecto, conformado por
tres en cada uno de sus lados y en cada unas reflejaban realidades diferentes,
lo que no significaba que alguna de ellas fuera falsa, todo era tan real como
la oscuridad misma que le rodeaba.
¿De qué forma algo así podía ser posible? Cielos y suelos
separados, un tiempo distorsiono y caminos separados por los que algunos suelen
llamar destino ¿O más bien una desgracia encubierta por un resultado totalmente
difuso? Sea la respuesta que fuera más viable, para aquel chico solitario tan
sólo existía la confusión.
Podía verlo todo, pero eso no significaba que tuviera el
conocimiento absoluto.
-Doce, doce…
Los susurros fueron ahogados por un sonoro bufido y los
objetos volvieron a caer al suelo, levitando por sobre el mismo al primer
simple rosé, otra de las tantas particularidades de su cárcel personal y su relación con la energía que desbordaba.
A pesar de la desconcertante imagen que podía brindar, las
conjeturas sobraban allí y más aún cada uno de los presagios por los cuales su
propia vida estaba entrelazada. Cada uno de ellos lo estaba, hasta el que
encontraba en el lugar más recóndito y lo único que llegaba a sus órbitas en
ocasiones eran imágenes difusas, al igual que fuertes dolores que no hacían más
que ganarse gruñidos de su parte.
-¿Otra vez?-Logró mascullar entre dientes y sus dígitos
recorrieron la tele que recubría sus brazos, una vez más esa jaqueca que tenía
los últimos tiempos volvía a invadirle y las visiones fallaba. Sus poderes
empezaban a ser consumidos y tenía claros la causa, aunque eso no era más que
un recordatorio de que la realidad estaba a la vuelta de la esquina y que si no
comenzaban rápido con la búsqueda, sería demasiado tarde. – En
verdad necesito salir de aquí…
- ¿Y recién ahora te das cuenta de ello, LuHan?
No necesitó de demasiada reconocer la voz que formulaba esa
pregunta, mucho menos que la misma provenía de los labios de ese muchacho con
una tez menos clara que la propia y que tan sólo le observaba con una
blanquecina sonrisa, esa misma que en oportunidades reflejaba una diversión y hasta
cierto aire infantil.
-Sabes que siempre lo pensé JongIn, pero…
- … ¿Las cosas están empeorando? No hace falta que des
demasiados rodeos conmigo, bien sabes que la conexión que tenemos me basta para
saber lo que ocurre.- Comentó interrumpiendo sin preocupación alguna lo que el
mayor a su lado relataba, terminando por desaparecer y colocarse a sus espaldas
en un simple parpadeo.
-Bueno, no le puedo pedir demasiado a quién es capaz de
poder estar allí y yo no. –La mirada
que le proporcionó el otro muchacho le basto para negar y intentar de borrar
ese rostro curioso, que hasta poseía un rastro de lastima, que a pesar de que
el más joven intentaba de ocultar él lo conocía y muy bien.- Igual creo ya
tener lo necesario para salir de este sitio o por lo menos, eso creo.
-¿Entonces ya
encontraste el punto principal?
–Interrogó dando un paso atrás cuando de la nada una esfera rosó una de sus
orejas y su cuerpo por puro reflejo volvió a cambiar de ubicación, observando
con total desconcierto al de cabello más claro.- ¿Qué fue eso?
-Me aburría. –Comentó curvando sus labios en lo que denotaba
ser una sonrisa y las quejas provenientes del moreno no tardaron de llegar a
él, ganándose tan sólo el silencio de su parte en ese tema.
-¡Controla mejor a tus juguetes!
-Sí, si, como digas JongIn. –Dijo ocultando una risa a sus
adentros y giró su muñeca a la dirección contraría en donde se encontraba,
terminando por ubicar una de las esferas en el sitio que estratégicamente
estaba entre ambos. – Yo puedo verlos… Pero tú eres el que puede tener el
contacto directo con ellos. –Murmuró tan sólo observando las imágenes de
diversos rostros que ahora eran reflejados, mostrando escenas triviales y
cotidianas que él podía repetir a su total antojo.- A pesar de eso, creo que ya
encontré mi punto de comienzo.
- ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Quién? –Empezaron a volar cada una de las
preguntas del restante e intento de aproximarse más para observar a lo que el
otro se refería, quedando totalmente en la nada misma cuando el susodicho
objeto se alejó.- Hey, dime, esto también me incumbe a mí.
-Ya lo sabrás tarde o temprano, al fin y al cabo de tu ayuda
depende que yo llegue allí.
-Eish… Ya, mejor no preguntaré nada sino me terminaras
enredando de nuevo en tus cosas extrañas y demás. –Argumentó caminando hacía el
contrario y no terminó demasiado en tomar un camino alterno, mirando por sobre
su hombro al único eje de su atención en ese momento.- ¿En verdad no me lo
dirás? –Susurró sabiendo que aún el otro podía oírle, dejando totalmente a la
luz su hambrienta curiosidad e insistencia.
-No. –Dijo tan sólo
enseñando una vez más sus dientes y escuchó continuos refunfuños, que siguió
evitando para su simple diversión personal.- ¿Hay muchos terremotos
últimamente?
- Siempre los hay, aunque no se sientan los hay… ¡Ah! No
cambies de tema LuHan, basta.- Exclamó demostrando que su paciencia comenzaba a
desaparecer y sus pies comenzaban a moverse de un lado al otro, sin tener en
verdad ningún rumbo marcado.
-Una vez más… ¿No puedes mantenerte quieto? ¿De nuevo tienes
la necesidad de moverte tanto?
-Es impaciencia, bien sabes que no puedo estar demasiado
tiempo aquí y tú dando tantas vueltas en cada una de las cosas que me dices
¿Cómo pretendes que te ayude así? –Pronunció clavando totalmente su vista en la
cabeza del más bajo, ya que era lo único que podía conseguir ver considerando
que se encontraba atrás de él y siquiera este se dignaba en verle. - ¿Y qué
tienen que ver los terremotos en esto?
-Eso me lo tendrías que responder tú, no te olvides que
puedo ver prácticamente todo y más aún lo relacionado contigo.- Respondió con
un tono totalmente tranquilo, haciendo que un par de esferas que flotaban a
ambos lados de su cabeza reflejaran las más recientes actividades que llevó a
cabo, ganándose tan sólo el silencio que ya le era suficiente para obtener su
objetivo: Lo había atrapado.- ¿Ves?
-… Algún día te haré tragar tus esferas, lo juro. –Comentó
intentando de sonar lo más seco en sus palabras, sin lograr en lo más mínimo
que el mayor intimidara y si, tenía más
que claro que lo hacía con el simple fin de burlarse de él.
-Lo siento, lo siento… Me fue inevitable. –Dijo entre unas
fugaces risas y giró sobre su propio eje, encontrándose con el semblante poco
feliz del menor.- No diré nada más, bien sabes que no entiendo del todo esas
cosas.
-¿Acaso tengo que creerme tus disculpas?
-Siendo tu principal amigo, si.
-Claro… -Suspiró negando un par de veces mientras la mirada
ajena volvía a alejarse de él y terminó por volver a su caminata, intentando de
superar aquel momento que en muchas ocasiones se había repito y bueno, bien
tenía en claro que la relación que poseían no cambiaría.- ¿Algo más que tengas
que decirme?
-Mmh… -Entrecerró
comprendiendo por completo como intentaba culminar con sus momento de
diversión, aunque siempre era el menor quien los comenzaba ¿Acaso no podía tomarse el tiempo de distraerse un
poco? No lo entendía, pero mejor sería mantenerlo en su lista de cosas por ser
averiguadas algún día o simplemente pasarlo por alto.- ¿Pudiste volver a ver a
los demás? –Formuló de una vez por todas mientras inclinaba su cuerpo hacía
atrás, terminando por apoyarse sobre sus propias palmas y su cabeza se movió
con sutileza de un lado al otro.
-Esta semana vi a la gran parte de ellos… Pero no a todos,
no tuve demasiado tiempo. –Respondió intentando que si vista no se centraran en
los objetos desanimados que se tambaleaban junto al otro, preguntándose
internamente que necesidad había de hacer aquello.- Igual de a poco algunos se
van acercando y dudo que tarden demasiado en que se percaten de la existencia
de los demás… O eso creo.
-Eso significa que no falta demasiado para que los cielos
empiezan a alinearse por completo –Comentó obteniendo tan sólo algunos
asentimientos por parte de su compañero y dio suaves golpes con sus pies
descalzos, siendo ahora su persona que comenzaba a ser invadida por cierta
ansiedad.
Conocían muy bien lo que había ocurrido con el Árbol de la
Vida tiempo atrás y lo que significaba lo que cada una de las profecías señalaba.
Los distintos guardianes comenzaban a estar cada vez más cerca traía una gran
consecuencia consigo, al igual que tener que combatir con la misma y de esa
manera cumplir con la razón de cada una de sus existencias. La Fuerza Roja se
encontraba latente y tan sólo esperaba el momento oportuno para comenzar a
devorar cada una de las dimensiones creadas, dejando tan sólo destrucción a su
paso.
-¿Ya comenzó…? –Un nuevo susurró de una de las leyendas no
tardó demasiado en volver a hacerse presente, dedicándole tan sólo un
movimiento con su cabeza que indicaba que sus pensamientos estaban en lo
cierto.- Creo que lo mejor será que ya me vaya de aquí.
-Sí, ya puedes irte, si llega a ocurrir algo intentaré de
ponerte al tanto…. Y deja de meterte en problemas ¿Si?
-Si mamá, me cuidare bien.- Fue lo último que dijo el menor
antes de su presencia desapareciera por completo y dejando detrás tan sólo la
momentánea frustración ajena.
-¿Cómo aún puedo soportarlo? –Preguntó al aire y negó
repetidas veces, curvando una vez más sus labios en una sonrisa que tan sólo se
quedo en su rostro por efímeros segundos.
No sabía la manera de poder aclararle al menor que las cosas
habían tomado su rumbo desde un comienzo, en ningún momento el mal había
dormido y lo estaba viviendo ahora mismo ¿Sino cómo se sentía cada vez más
débil y desorientado? Aquel sitio que lo mantenía aislado también lo
resguardaba, pero parte del mismo cada vez iba perdiendo su fuerza y consigo se
llevaba la propia. Simplemente no deseaba que el otro tuviera más
preocupaciones consigo, él mismo se tenía que encargar de aquel problema que
cada vez se hacía más presente.
Cualquier otro planteamiento no tenía lugar, mucho menos
cuando se percato que algo comenzaba a desencajar. Sus ojos no dejaban de
observar cada dirección posible, sintiendo a su vez como su vista empezaba a
tambalearse más y más, a pesar de que intentará de decidirse en concentrarse en
un sector fijo ¿Pero que podría estar ocurriendo?
Un nuevo chillido domino cada rincón de su cabeza, perdiendo
por completo la noción y el control de los objetos que estaban bajo su dominio,
siendo complementado por las ralladuras causantes por el rose que tenían al
cruzarse. Las esferas comenzaron a girar
cada una detrás de la otra sin tener la posibilidad de controlarlas, como si su
telequinesis fuera totalmente nula y una fuerza externa tuviera el mando de
cada una de ellas.
Antes de que sus labios pudieran formular frase alguna todo se detuvo, terminando por
caer sobre el manto negro de su alrededor y tan sólo un par de esferas
solitarias se quedaron elevadas, vibrando mientras la imagen fugaz de un
tornado domino sus pensamientos, junto a unos susurros que no llegaría a
comprender.
Luego tan sólo un rayo de luz lo encegueció y lo siguiente
que pudo observar fue un el fuerte impacto entre ambas figuras, terminando por
deshacerse en una lluvia metálica que fue totalmente consumida con lentitud por
la oscuridad.
Nuevamente allí esta presente la confusión y la realidad chocaba contra su rostro, si no conseguía rápidamente la forma de salir de allí no tendría una nueva oportunidad, tendría que ir rápido en búsqueda de aquel punto de inicio.
-El tiempo se me acaba.
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