School of Elements:
Capítulo 1:
El cielo se encontraba de un agradable color celeste, las nubes esponjosas se movían con la fuerza del viento hacia el este…No podía dejar de mirarlas. Ella intentó encontrar algún significado a la forma que tenían, pero carecía de imaginación, solo veía una simple nube y nada más.
-Que aburrimiento.-resopló.-No tengo nada mejor que hacer esto.-
Odiaba mudarse, pero a la vez no tenia motivo para encontrarse así. No había perdido nada en la anterior ciudad y esta se veía mucho más agradable. Era tan relajante este ambiente, no debería de quejarse tanto…“No quejarse” lo mismo que le decía su madre cada vez que la veía allí, en un rincón sin hacer nada más que mirar algún punto fijamente por largos minutos.
-Ya me acostumbre.-miró hacia la puerta de su habitación y si, allí estaba su madre con una sonrisa.- Hola mamá.-
-Ney, deberías dejar de hacer siempre lo mismo…-
-No tiene nada de malo mirar el cielo.-se puso de pie y pasa a un lado de su madre.- ¿No vienes? – le contestó asintiendo con la cabeza y se fueron juntas hacia la cocina.
-Aquí están tus cosas para la escuela y toma rápido el té sino se enfriara.-
-Siempre con aquella preocupación por cosas tan simples.- pensó mientras de un sorbe terminaba con lo que quedaba en aquella taza de porcelana.
Miro lo que hacía su madre Anastacia, hasta su nombre siempre le pareció demasiado tierno y le pegaba completamente a su imagen. Preocupada, atenta, cariñosa…Esas son algunas de las palabras que podrían definirla. Su vestimenta era muy común, no se preocupaba demasiado por los detalles, siempre manteniendo su cabello largo y castaño suelto, con un par de ojos esmeralda, su piel parecida a la porcelana…No precisaba decorarse para verse bella.
En su caso…No podía siquiera compararse con la belleza de su madre. Ella con el pelo ondulado que le pasaba por no mucho el hombro, ojos castaños, la piel mucho más pálida, sin olvidar que ya casi la pasa en altura…Y tal vez lo único que tenían en común c, era que no se preocupan demasiado en arreglarse. En más, Ney se pone lo primero que ve, que en este caso fue unos jeans azules, una remera a rayas color blanco y negro, con pocos dibujos simpáticos, y sus comunes zapatillas negras.
-¿Quieres limpiar los platos por mi?-su hija negó con la cabeza y se despejó de sus pensamientos.-Con tu padre elegimos una buena escuela para ti….Aunque sigo sin entender algunas cosas.-rió avergonzada.
No quiso preocuparse demasiado de aquellas cosas que no entendieron sus padres, tal vez eran detalles insignificantes como que no hay demasiadas aulas o algo parecido.
-¿Ya terminaste? Entonces vámonos, hoy yo te llevare para que no te pierdas.-agarra un llavero.
-Si, esta bien…Mamá, esa es la llave del auto.-
-Ha…Es verdad, con razón no entraba bien.-agarra la llave correspondiente y al fin salen.
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-¿Esto es un miniviaje o qué?-
-No van ni vente cuadras Ney.-pisa al freno ya que el semáforo ya había cambiado de color.- No falta mucho no te preocupes.-
-No es preocupación por no llegar…-
De en verdad no le interesaba llegar o no, final cabo lo único que no quería era ir al instituto. No significa que ella sea una perezosa o que no le agradaba estudiar, ella obtuvo desde pequeña aceptables calificaciones. Lo que en realidad le pasaba era que no soportaba mucho el ambiente repleto de pura juventud.
-Ya tienes en claro lo que hablamos ayer ¿No?-sin sacar su vista del camino.
-Si mamá, lo entendí perfectamente.- envolvió uno de sus dedos con un poco de su ondulado cabello negro.
-Me preguntó si podrás cuidarte por ti misma mientras nosotros no estemos contigo.-
-No te preocupes, podre.-le sonrió para tratar de calmarla.
Sus padres la iban a dejar vivir sola por un año o tal vez más. Ellos debían encargarse de unos asuntos de trabajo y vieron más conveniente que ella se quedase en la nueva casa que habían comprado. El problema es que su hija no tiene muchos conocimientos o habilidad con las cosas del hogar, si, muchos años consentida sin tener que hacer algo por ella misma. Pero eso no se interpondría en su supervivencia, no quería causarle más preocupaciones, por lo tanto haría todo lo posible para no molestar.
-Y si eso también incluye sobrevivir a esta escuela lo haré…-pensó mientras el gran edificio aparecía en su visión.
Era verdad que no faltaba demasiado. No se había imaginado que el lugar sería tan grande, pensó que no habrá necesidad con una ciudad tan tranquila y en su imaginación no tan habitada…Aunque con lo poco que vio ya se estaba preguntando si eso era verdad.
-Son demasiados alumnos…- viendo a toda la variedad de personas.
-¿Ves? Es que vienen de diferentes partes, al parecer en una escuela muy buena.-
-Claro…-
Anastacia frenó el auto no tan cerca de la entrada. Aunque su hija no se lo dijese o se le notase mucho en la expresión de su rostro, pudo darse cuenta que se encontraba un poco nerviosa.
-Vamos, baja, no querrás llegar tarde el primer día de clases.-le estiró su mano, ya desde afuera, para ayudarla a bajar.
-Sigue siendo temprano.-pasó de la mano de su madre.
-De acuerdo…-suspiró, ya esperaba una reacción así, y la siguió hasta la entrada.
Mientras subieron ambas las escaleras, la menor intentaba mirar disimuladamente a ambos lados…No, no estaba pensando en huir (aunque no lo considerase una mala idea),quería ver qué tipo de rostros podía ver, si aunque sea aquellas personas podían caerles bien o algo parecido.
-Bueno, te dejo hasta aquí, ya que se me está haciendo tarde y no quiero perder el vuelo.-le agarró uno de los hombros.- Seguramente podrás hacer buenos amigos.- sonriéndole.
No quiso darle una respuesta a ello, final cabo ella ya se imaginaba el resultado. La miro por unos segundos antes de despedirla, sin olvidar de repetirle que todo estaría bien, que ella se cuidaría y que haría lo mejor posible.
Luego de esperar a que su madre se le fuera su momento de exageración cursi, la soltase y se fuese, al fin pudo entrar al edificio donde estudiaría de ahora en adelante.
-Al fin.-sacó del bolsillo trasero de su pantalón un papel arrugado.- ¿Donde es esto?- susurró mientras leía el papel, con una letra no tan legible, el aula donde debía dirigirse.
Miró al frente de ella y entre toda la multitud de gente, pudo darse cuenta que había muchos pasillos que seguir…No, no pediría indicaciones a nadie, llegaría por sí misma, no precisa la ayuda de nadie por algo tan simple como un salón.
-Seguramente debe estar por aquí.-pronunció tomando un nuevo y extraño pasillo…por sexta vez.- Esta vez te encontrare.-sin intentar de demostrar su frustración en cada palabra.
Si, se había perdido, pero no lo asumiría tan fácilmente y siguió buscando. Alguna vez iba a llegar… ¿O no?
-Mierda.-ya se había enojado.- ¿Tanto puede costar encontrar una maldita aula?...Claro,a mi si-
-Esto…Si quieres te puedo ayudar.-
Al parecer una chica le había hablado, no vino a la escuela a ser sociable, no precisaba ayuda…Pero tal vez ya se había dado cuenta que si oyó. Desistió y se dio vuelta para ver quién era.
Si, al darse vuelta encontró a una niña demasiado sonriente, con un lacio cabello rubio hasta el hombro, ojos azules y con una vestimenta clasificable como simplemente colorida. No le costó darse cuenta de cómo contrastaban ellas dos.
-¿Qué pasa?-no se le había ido la sonrisa de la cara aún.
-No, nada. Si quieres llevarme esta bien, no qui…-
-¡Excelente!-siquiera la dejo terminar y la sostuvo del brazo llevándola casi a las rastras.- Me llamo Rena, muchísimo gusto ¿Tú cómo te llamas?-
-Me llamo Ney.-no le salió decir nada más.
-Así que eres nueva ¿No?-le respondió asintiendo la cabeza.- No te preocupes, yo te ayudare a acostumbrarte aquí.-le sacó el papel de las manos sin siquiera molestarse en pedírselo.- A ver…El aula 20… ¡En esa estoy yo también! ¡Y esta por aquí!-giró bruscamente por un pasillo de la izquierda, haciendo que casi se cayeran al suelo.
-Fantástico…Estoy con una niña feliz.-pensó con ironía
La rubia empezó a tararear una canción ¿Cómo podía estar tan feliz? No lo entendía para nada. Tratándola bien y la había conocido apenas cinco minutos atrás. Pero bueno, al parecer si existen las personas así de sociables.
-¿Qué fue eso?-logró escuchar una vos no muy lejos de donde estaban.
-¡Vamos a ver!-
Y nuevamente fue arrastrada sin su consentimiento. Ella lo había dicho solo por decir, no era que quisiera justamente ir a ver…No era de su incumbencia. Giraron por otro pasillo y ahora ya más voces podían oírse. Ambas se detuvieron y consiguieron ver a un grupo de cuatro jóvenes rodeando a uno que llevaba una gran cantidad de libro en sus manos.
-¿Acaso no te dijimos que te apures?-le pronunció con fastidio.
-Pero…- se quedó mirando inmóvil al chico de cabello oscuro.
-Apúrate.- agarrándolo del cuello de la camisa.
La morena no tardo en reaccionar ante la absurda escena que estaban presenciando.
-¿Quién te crees para tratarlo así? ¡Idiota!-No tardaron en fijar su miradas en ella.
-¿Qué has dicho?-tirando a un lado al que llevaba los libros y se acercó lentamente.
-Que eres un idiota y tan solo te describías, seguro ya lo sabías.-
Giró un poco su cabeza y vio como la rubia se había llevado las manos a la boca… ¿Pero tanta impresión causaba esto?
-… ¡Como te atreves a decirle eso!-
-Y acaba de saltar uno de los monos del circo.- Si no fuera que uno de los otros sostuvo a aquel mocoso de pelo castaño, sino hubiese recibido de respuesta un puñetazo…Pero tampoco le hubiese importado.
Miró de nuevo al supuesto líder de aquel grupo y tan solo se encontraba mirando al piso. Agarró del brazo a Rena y ya estaba por irse,Hhasta que empezó a escuchar una risa.
-No lo puedo creer…-levantó de nuevo la cabeza y dejó de reír con pura ironía.- ¿Acaso piensas que te libraras tan fácil de esto? Tú ni nadie me puede llamar de esa manera. Comprende tu lugar.-intentó de sujetarla pero la chica le corrio el brazo.
-No me toques imbécil y vos deja esos libros.-el chico antes maltratado sale corriendo.- Ni tú ni nadie me hará que comprenda un maldito lugar.-
-Infeliz…-intentó de dar un paso pero uno de los que lo acompañaran los sostuvo de los brazos.
-No se merece que le prestes tanta atención.-
-¿Y vos que me tocas Jon?-agitó sus brazos para que lo soltara de una vez.- Piérdete, no mereces ni un segundo más de mi valiosa atención.- se dio media vuelta para retirarse y sus “sirvientes” lo siguieron sin queja alguna.
Lo que le faltaba, ahora había conocido a un tonto egocéntrico. Gruño para sus adentros, tampoco debía prestarle atención a una persona como él.
-Qué más da…-se dirigió hacia la chica que la estaba acompañando.- ¿Te encuentras bien?-
-Eh…Si, solo que, no puedo creer que le hayas hablado así a Kenneth.-
-Entonces se llama así ¡Bah! Rena, hay que tratar así a la gente como él, viven tanto en su nubecita… ¿Por qué te ríes?-
-Lo dijiste con un tono muy gracioso jaja…Eres genial Ney.- volviendo a su estado de felicidad y le sostiene de nuevo del brazo.- Seguramente seremos buenas amigas.-
-Claro…- empezaron a caminar nuevamente.
¿Genial? ¿Amigas? No había venido a ser social, pero bueno, no habría por que romperle la ilusión a una niñita y estaba empezando a creer que le estaba cayendo bien… ¡Pero solo un poco!
-Y no te preocupes por este tipo de cosas, suelen suceder aquí, pero hay gente muy buena también.-
-Las personas son muy diferentes.- la rubia la soltó luego de un par de pasos más.- ¿Ya llegamos?- miró una de las puertas, hasta llegar a un cartel y lo leyó. Si, era el aula 20. – Al fin te encontré.-mirando con un poco de odio al salón.-… ¿Rena?-
Hasta los adolescentes que atestaban el lugar dejaron de pronunciar palabra, no entendía por qué había cambiado tanto el ambiente. Pudo sentir aquel silencio sepulcral…De en verdad causaba inquietud, siquiera su nueva compañera le había contestado.
No pudo girarse rápidamente, como si algo desde adentro se lo impidiese, como si hacerlo le causara algún tipo de peligro. Intentando de sacar esos absurdos pensamientos de su mente, giro su cabeza para ver que causaba tanto revuelo, si se podría llamarse así a aquel clima tan incomodo.
Vio aquello que tanto llamaba la atención…No, a aquellos. Eran dos personas que con cada paso que daba, causaban que todos se echaran para atrás, sin importarles la pared o lo que se encontraran en su camino. Con esos pasos tan…Normales, pero a la vez llenos de misterio.
Uno de ellos era una chica que aparentaba tener casi su misma edad. Su cabello azabache le llegaba hasta las rodillas y era perfectamente lacio. Con un vestido negro con pocos detalles de otro color más claro, botas haciendo juego…y aquellos ojos verdes que contrastaban con su imagen. Parecía sin la menor duda una andante muñeca antigua y delicada, llevando aquella sombrilla oscura como si tratase de ocultarse de algo.
A pocos pasos de distancia, se encontraba la otra persona…Pero en este caso era del sexo contrario y mucho más alto. Este llevaba ropa más simple, unos holgados jeans oscuros, zapatillas negras y un buzo gris que le tapaba casi completamente su cabello haciendo que tan solo unos mechones oscuros se asomaban. Su imagen era mucho más imponente con su cuerpo más formado, caminaba firme pero a la vez como ido del mundo, sin preocuparse de la mirada de los demás…Casi igual a ella, no, él era diferente….Y lo que no esperaba ocurrió, como si hubiese sentido su presencia ingrata, se giró y la miró. Aquel rostro pálido se giro por un momento hacía ella o eso creyó notar….Esos ojos verdes llenos de una extraña oscuridad la habían atravesado, haciéndola sentir vacía y desprotegida. Todo había durado segundos, pero basto para dejarla así.
-¿Ney?-la rubia se había dado cuenta de la mirada perdida de la morena, la tocó y sintió el escalofrió que en ese momento recorría todo su cuerpo.-Ellos son los hermanos Black.-
-Se veían parecidos.-su vista cambio en un instante, no quería ver el rostro preocupado de Rena, final cabo tampoco había sido tan importante lo que ocurrió…Son cosas que pueden ocurrir.- Entremos.-
-Esta bien Ney.-le dedicó una sonrisa y aferrándose a su brazo la acompaño hacia el interior de la clase.
Miró el salón por unos minutos y aún no estaba completamente llenó, al parecer se tomaban su tiempo en llegar. Observó a sus compañeros por unos segundos, debía recordar aunque sea sus rostros por algún inconveniente que pudiera tener, pedir tarea si faltaba o cosas parecidas. No había venido a socializar…Pero ya sonaba contradictorio al permitir que aquella muchacha feliz ya se metiera de esa manera brusca a su vida.
-Justamente hasta ahora nadie se sienta alado mio aunque ya han pasado una semana del comienzo de las clases.-pronunció un poco frustrada, ya se estaba imaginando el por qué de esto.-Pero con Ney aquí, ella podrá sentarse conmigo.-le agarró fuerte de ambas manos, obviamente sin permiso y le rogó con sus ojos.
-Parece un cachorrito así.-giró su cabeza a un lado.- De acuerdo.- debió resignarse, final cabo no podría ser tan malo.
-¡Gracias!- saltó para ahogarla de un abrazo, cuanto afecto podría desprender la de ojos azules.
Ya se iba a acostumbrar a todo esto y seguramente seguiría pasando, no le quedaba otra que solo dejarlo pasar, no hay motivo para quejarse de algo tan irremediable. Tampoco le hacía tan mal…Tal vez debería tomar en cuenta lo de hacer amistades en esta nueva ciudad.
-¿Qué tenemos ahora?-ya empezando a acomodar sus cosas en el banco que le habían escogido…
-Matemática.-
-¡Ah! ¡No otra vez!-
No había sido la de ojos marrones la que se había quejado en esta oportunidad y se molesto a mirar de nuevo a sus compañeros en busca de aquella voz llena de fastidio, pero no le hizo falta recorrer demasiado. La persona de aquella voz se encontraba a un lado de ella, tenía el cabello negro hasta los hombros, ojos del mismo color, un abrigo bordo que le llegaba hasta cubrir las rodillas y unas botas haciendo juego.
-Ah, hola me llamo Mayumi ¿Y tú?-
-Me llamo Ney…-contestó con la mayor amabilidad posible.- Eso es una pollera ¿No? –llegando a ver apenas un poco de la tela blanca de la misma.
-Si.-
A pesar de su imagen, era normal en ella hacer a veces preguntas tan obvias y absurdas, pero bueno tan solo le salió hacerla.
Hablaron por unos minutos más, de cosas triviales, como de donde venia, cuantos años tienen cada una, por donde vive y demás. Le había parecido un poco más seria a primera vista, al parecer si era una joven buena, pero se le notaba que tenía un carácter importante…O eso cree ella.
-Y sigo siendo sociable nomás.-suspiró un poco descontenta, no se lo esperaba. Pero, está bien ¿No? Final cabo es normal de una chica de su edad hable con sus pares.
-Buenas días chicos y chicas, hagan silencio ya por favor, que la clase empieza.-dijo entrando una mujer demasiado seria de treinta y tantos de edad, se notaba a millas que era la profesora de matemáticas.
Con muy poco entusiasmo se acomodaron bien a sus asientos y sacaron sus respectivos utilices de estudio. Sin siquiera pronunciar alguna otra palabra, enseguida la maestra empezó a escribir ejercicio tras ejercicio en el pizarrón.
- ¿Eso no es mucho?-
-Yo diría que es poco-le comento la ojos oscuros dándose un golpe en la frente con el banco.
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-Al fin es el primer descanso.-dijo cantando Rena con el timbre del receso de fondo.
Si que se notaba la felicidad en todos sus compañeros, de en verdad pensaban que las clases era una tortura y eso que acababan de pasar tan solo un par de horas del día normal de clases de esa escuela.
Miro a ambos lados y ya había perdido de rastro a Mayumi, quería hablarle un poco más, tal vez se había ido por allí. A continuación miro a la rubia, esta le sonrió y la llamo con su mano derecha para que se fuera con ella al pasillo. Acepto y salieron del aula.
Mientras la de menor estatura le contaba chistes, decidió observar un poco más el lugar. Ya se había dado cuenta que el instituto de verdad era amplio y en la gran variedad de personas que habían allí. Todos con su propio estilo, expresiones, tono de vos… ¿Esto es lo llamado diversidad? Bueno, en los demás lugares educativos que había estado era igual, pero sentía como si este fuera diferente.
-Es otra ciudad por supuesto que es diferente.-
-¿Siempre hablas sola Ney?-
-…-la miró un poco entra apenada y sorprendida, otra vez estaba hablando para afuera.- S-i, hablo sola.-
-Jaja.-cualquiera se hubiese dado cuenta de que la morena le daba vergüenza.-No te gusta llamar la atención ¿Nop?-
-¿Nop?-le gustaba hablar así a la de ojos azules, que se le iba a hacer.- No, no me gusta para nada, mientras pueda pasar desapercibida mejor, pero aquí…-
-¡Oh!-inflando un poco las mejillas.-No debes hablar así, si no llamas aunque sea un poco la atención no podrías tener amigos.-
-¿Y cuando dije que quería tener amigos?-pensó y de nuevo se le había aferrado a su brazo como garrapata la que la acompañaba.
-Igual no importa, aquí siempre me tendrás.-pasan alado de un aula.- En esta aula tenemos como una especie de invernadero.-sonrió y saca una llave.
-¿Qué haces tú con esa llave?-
-Es que soy una de las encargadas de cuidarlas. Ven, te mostrare.-agarró una de sus pálidas manos y la llevo adentro.
Ya desde afuera se podían apreciar algunas hojas, pero adentro de en verdad lucían mejor. En cada rincón se encontraba diferentes tipos de plantas, algunas que siquiera sabía que existía, tenían nombres raros. También habían flores, pero una desencajaba.
-¿Qué le paso a esta flor?-
-Pobrecita…-la mirada que expresaba plena felicidad se habían tornado a una compasiva y triste.
-Tal vez no tendría que estas aquí.- final cabo era tan solo una simple aula.
-No, todas las flores y plantas que están aquí no querían estar en el jardín-
¿No querían? ¿Pero de que está hablando? Las plantas no hablan.
-Sí que es especial Rena.-dijo en sus pensamientos y llevo una de sus manos a los hombros de la otra.- No te preocupes, mientras tú la cuides seguramente se pondrá bien ¿No linda flor?- toco con suavidad uno de sus pétalos.
-Es verdad, no te preocupes amiguita, estarás muy bien.-vio como de forma fugaz la felicidad volvía reflejarse en su cara.
-Menos mal…-susurró y se alejo un poco de ella.- Yo me iré al baño.-
-¿Podrás encontrarlo sola?-
-Creo que ya se por donde esta, vos quédate a cuidarla un poco más.-
-Está bien.-vio como su nueva amiga ya se había alejado del salón.- A pesar de verse un poco seria es muy buena. Si, se que también te diste cuenta.- pasó su mano no muy lejos de la flor y esta se cubrió de un tenue brillo.- Debes hacer tus pétalos rojos brillar...-el color opaco empezó a tornarse más rojizo.-Así nos iluminaras con tu belleza.-la rosa se recuperó por completo.- Muy bien.-
Mientras tanto la morena seguía caminando por el pasillo. Si no mal recordaba el baño de las chicas se encontraba no muy lejos de allí y ya lo habían pasado, supuestamente. Lo que menos quería era perderse ahora, se debería conseguir un mapa del instituto o aprendérselo de una vez, sino estaría todo el año extraviándose.
-Las demás escuelas eran más chicas.-giró rápidamente a su derecha al darse cuenta que uno de los carteles que estaban colgados por la pared lo había visto antes.- ¡Sí!¡Debe ser por aquí!...¡Ahí esta!-se acerco a la típica puerta que indicaba los baños y la abrió, pero algo se interpuso en su camino.- Auch…-
-Lo siento.-
-No, no pasa nada…-levantó su cabeza para ver con quien se había chocado.
Era una chica por poco más baja que ella, con una tez blanca, ojos de un hermoso color verde y con su cabello suelto con tan solo una coleta a ambos lados. Estaba vestida con una remera de mangas cortas negras, con detalles de corazones y calaveras rosadas, un pantalón negro bien pegado a sus piernas y para terminar un par de borcegos negros.
-Yo la vi antes…-pensó intentando de recordar más.
-Soy Raven Black ¿Y tú?-
-Me llamo Ney Neville…-le contesto.- Claro, Raven Black, una de los “hermanos Black” de antes.-hablando consigo misma.
-¿Es francés, no?-
-Sí, es por los bisabuelos de mi padre. Pero ahora ella se ve un poco diferente…-
-Mira tú y que linda ropa ¿Te gustan los ositos?-
-¿Eh?-miró para su ropa y si, había un osito en la parte inferior izquierda como decoración, no se había fijado muy bien en eso.- Puede decirse que si…-
-¿Usas lo primero que ves o me equivoco?- acertó.- Ya me lo esperaba, pero igual te queda bien. Yo me tuve que cambiar de ropa ya que mi hermano dijo que con mi estilo de gotic lolita llamaba demasiado la atención, que no era justamente lo más adecuado para llevar a una escuela y demás.- mueve su mano derecha en muestra en que le parecía tontas las palabras de su hermano.
-Con razón…Igual así sigue llamando la atención y además traerse ropa para cambiarse…-en su caso nunca lo hubiese hecho.- No deberías prestarle atención lo que diga tú hermano o los demás, final cabo lo que importa es que uno se sienta cómodo con lo que lleva y además te quedaba muy bien, lucias como una linda muñeca antigua.-
-…-se había quedado en silencio.
- L-o siento, no quise decir nada fuera de lugar Si eso es lo que hice…Ni yo sé.- ya sintiéndose incomoda.
La de ojos esmeralda tan solo negó con su cabeza y le dedicó una leve sonrisa, al parecer no le había molestado lo que le había dicho, en más, la sorprendió un poco.
- Ahora me voy, luego nos vemos Ney.-le pasó a un lado dejándola sola nuevamente.
-¿Qué fue todo eso? Que persona tan…-no sabía ya como describir a las personas que había conocido.-Mejor me apuro sino Rena se pondrá como loca.-pronuncio apurada entrando por fin al baño.
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Ya había vuelto al salón, en su interior ya se encontraban el resto de sus compañeros. En sus respectivo lugar esta Rena y se acerco ya a su lugar para sentarse. Miró a su izquierda y allí estaba Mayumi ¿Adonde habría estado antes? Tan solo le devolvió el saludó, tal vez luego le preguntaría o no, final cabo a ella no le tendría que importar, cada uno puede hacer lo que quiera.
-Por favor que no me pase nada más raro…-
-¡Ahí estas Rena! Un poco más y no encontraba tu salón antes de que terminara el recreo.-
-¿Y este quién es?-
-¡Dylan! ¡Hermanito!-se le tiró encima.
-Suéltame Rena, no es para tanto, vivimos juntos.-rió nerviosamente mientras le acaricia la cabeza a su hermana.-Vengo a darte esto.-le da un pequeño libro. Apareció sorpresivamente en mi mochila.-
-Me confundí seguramente, gracias.-le sonrió y este también.
Si que se llevaban bien los hermanos y también se parecían, pero no eran gemelos, ya que Dylan era un año más mayor, eso le dijo al presentársele.
-Qué bueno que mi hermana haga otra nueva amiga… ¡Pero también serás mi amiga! ¿Okey?-
-Si…-confirmado, se parecen demasiado los hermanos, es casi igual de amistoso que su hermana menor.
Y como había dicho antes, físicamente también se parecían. Dylan tenía el mismo color de cabello, aunque más corto, y un par de ojos color cielo muy expresivos. Su vestimenta era una remera larga blanca con rayas celestes, unos jeans azules y unas zapatillas color beige. También pudo notar en su cuello un collar con un símbolo que no vio en ninguno otro lugar….Sin olvidarse que despegaba de si, una felicidad, pero no tan excesiva, sino agradable y cariñosa.
-¡Hey, Dylan! La profesora ya llego, me dijo que te viniera a buscar ¿Qué estás haciendo?-
El que acababa de entrar era un chico más alto del rubio, de cabello oscuro, ojos color miel, un largo abrigo marrón, debajo de este se podía ver una remera rojo, un pantalón oscuro y unas simples zapatillas negras con rayas rojas. Se le podría considerar guapo y apenas cuando entro ya se escuchaban los susurros de la chicas.
-Ah, Kenny…Digo Kenneth. Vine a ver a traerle algo a mi hermana.- señalándola y esta tan solo sonrió un poco forzadamente.
-Ya, vámonos.-se giró pero logro ver algo.- ¿Tú no eras la chica que estaba con Rena horas atrás?-
-Maldita sea me vio.-bufó.- Claro que no lo soy.- siguió escribiendo como si nada en su carpeta, pero bruscamente una mano se la cerró.
-¡¿Ahora te haces la que no paso nada?!-se notaba que le había quedado el rencor.
-No me molestes.- fulminándolo con la mirada, lo que causo que la furia del de cabello castaño oscuro incrementara más.
-¡Eh! ¡Déjala de una vez! ¿Qué te vienes a hacer el superior acá?- poniéndose rápidamente enfrente de él.
-Mayumi…-no quería que nadie más se metiera.
-Deja Ney, no te debes hacerte cargo sola tú de él ¿Para qué soy tu amiga?-
-Kenneth vámonos…-
-Hazle caso al hermano de Rena ¡Y ándate de una vez!-
-Cállate mocosa, yo hago lo que quiero.-antes de pasar la puerta miro por última vez a la de ojos marrones.-Ya arreglaremos esto.-se fue rápidamente y el rubio lo siguió.
-¡Maldito egocéntrico! Que molesto es.-
-Tranquilízate Mayumi y gracias.-intentando de hacer que se calmara.
-Sí, ya se Ney, no hay que prestarle atención, pero me saca de quicio.-se sentó nuevamente en su lugar.- Si te vuelve a decir algo tan solo avísame.-
-Claro.-le sonrió por unos segundos y miró el rostro de Rena.-¿Pasa algo?-
-No, nada, es que solo estaba pensando en Dylan…Pero no importa, hay que ponerse bien. Además ahí ya viene el profesor de Física.- en su respectivo lugar y saca el cuaderno de la materia.
-Si tú lo dices…-le respondió y prestó atención a lo que decía el nuevo profesor.
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-Ahora tenemos la clase en el patio trasero de la escuela.- ya la mayoría se había ido del salón.
-¡Apúrate Ney!-
-Ya va, ya va, no seas tan impaciente Mayumi.-arreglando las cosas de su bolso.- Debe ser clase de gimnasia o algo así…Pero igual se mantienen con la misma ropa.- pero luego de ya irse caminando decidió no pensarlo más, era algo trivial.
Luego de recorrer varios pasillos por unos minutos, al fin llegaron. La entrada era una gran puerta de metal, que en estos momentos estaba abierta de par en par, dejando la vista el extenso patio. No se imaginaba que era tan grane. Pero no tan solo se encontraban los de su salón, a simple vista pudo darse cuenta de que había de otros años allí.
-¡Escuchen renacuajos!-el grito se sintió al otro lado de la gran cantidad de jóvenes.- Yo soy su profesor Lander, muchos me recordaran de años anteriores y para los nuevos va esto también: No se metan conmigo que soy capaz de molerlos a golpes sin problemas.-pronunció con gran orgullo, como si de algo memorable se tratase.-Pero si se portan bien tendrán mi reconocimiento.-levantando su mano en forma de aprobación.
-Hasta los profesores son raros.-con un rostro no tan alegre.
-¡Y si! ¡Al parece si hay rostros nuevos! ¡Eh tú!- la morena se señala.- Si, hablo de ti. Póngale más ánimo a esa cara, ven para acá.-
-¿Por qué?-pensó frustrada en su mente… ¿Por qué debía ir al frente ante todo esta multitud? Con el odio que le tiene llamar la atención.
-Muy bien-le agarró con mucha fuerza el hombro izquierdo, pensó que se lo arrancaría en cualquier momento- Empecemos con todo eso ¿Un voluntario?-mirando a sus alumnos.
-¿Un voluntario para qué?-ni atención le prestó.
-¡Yo profesor!-
-Muy bien Kana ven para aquí.- llamándolo con la mano de un grupo de gente.
-Al fin me soltó.-toco su brazo un poco dolorida.- ¿Kenneth? –si, era él el tal voluntario.
-Te dije que lo arreglaríamos luego.- con una sonrisa demasiado extraña en su rostro.
-¿Aún mantienes rencor no?-lo miró seriamente.
-¡Hey! ¡Guarden los ánimos para después!-todos se van alejando de apoco con los pasos que da el pelinegro para ponerse enfrente de Ney.- Si, aléjense.-de un saltó se aleja.
-¿Cómo pudo saltar tanto?-
-Presta atención aquí.-lo vuelve a mirar.- Muy bien.-el profesor toco un silbato indicando el comienzo.- Vamos a ver de lo que eres capaz.-
Seguía sin entender de qué iba todo esto, miro a su alrededor y el resto no hacía más que ver expectantes. De repente sintió que el clima a su alrededor empezaba a ponerse más pesado, hacia más calor a cada segundo. Se quedo completamente sorprendida y más aún lo que venía.
Kenneth caminaba lentamente hacia ella mientras levantaba ambos brazos con las palmas para arriba. Su cabellera comenzó a moverse, pero no por el viento, era otro tipo de fuerza que lo agitaba de esa manera y desde su raíz el cabello castaño oscuro se tornaba de un fuerte color rojo vivo. Y sus ojos llenos de ira, antes color miel, se iban entremezclando hasta formar un increíble carmesí…Esto era completamente anormal.
-¿Tienes miedo acaso?-apretó los dedos y de ambas manos nacieron grandes llamaradas.
-¿Qué es esto?-se choco contra la pared, no se había dado cuenta de todo lo que había retrocedido a cada segundo, estaba completamente ida.
Siquiera podía pronunciar palabra, aquella imagen le borraba todo, lo que conocía como irreal y real había desaparecido…No, no podía ser posible que pasara esto.
Una sonrisa de burla se reflejo de lo poco que podía llegar a ver ante ese fuego, el chico llevo sus brazos para atras y las llamas volaron.
-Este es mi fin.-tan solo llegó a cubrir su rostro con sus brazos.
Pocos segundos después, no sintió su cuerpo quemarse, sino como un brazo la había rodeado por la cintura. Alguien la había protegido…Pero no vio su rostro, tan solo un cabello violeta moviéndose con él viento y unas extrañas figuras negras que empezaban a dispersarse.
-Ahora estas bien-
Y con ese murmullo…Se hundió en la oscuridad.
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